Cuando
se trata de transmitir una señal de
audio debemos tener en cuenta que esta se puede aproximar como una suma de
senoides con amplitudes fluctuantes y frecuencias en el rango de 20Hz<f<20kHz
y ya que los tonos vocálicos son periódicos es difícil realizar una descripción
matemática de la señal. Sin embargo,
como se trata de señales con frecuencias de audio, transmitirla de manera pura implicaría
una antena cuya longitud ha de ser alrededor de centenares de kilómetros.
Es
por esto que para transmitir estas señales se pueden usar como estrategia
realizar una modulación de la frecuencia de la misma, de tal forma de ubicar la
información en la banda de onda media y luego restituirla en el receptor.
Para
la implementación de este concepto se utiliza en el emisor un multiplicador que
permita multiplicar la señal de audio por otra señal portadora para radiar dos
senoides cuyas amplitudes y frecuencias dependen de la señal que contiene la
información de audio.
Para
recuperar esta información en el receptor se debe implementar nuevamente un
multiplicador seguido de un filtro pasabajo. Sin embargo, la implementación de
un multiplicador en el receptor implica complicaciones electrónicas indeseadas
por lo que para eliminarlo se incorpora a la señal de audio una componente
continua, para generar de esta forma una
señal en cuya envolvente se encuentra incorporada la información del mensaje,
por lo cual, en el receptor se debe sustituir el multiplicador por un detector
de envolvente, esta modulación es conocida como modulación por amplitud y en
este caso el receptor conlleva un amplificador de alta frecuencia para
asegurarse que la señal tenga el nivel suficiente para que se detecte la
envolvente correctamente en la siguiente etapa de la recepción, finalmente se
coloca una sección de filtraje de la señal que ya se encuentra lista para ser aplicada a un altavoz.